Larissa se baja de la moto gritando mientras dos chicos ríen detrás de un manillar.
-¡Iros a la mierda! ¡Los dos!
-Lara, esta noche llaman papá y mamá, así que ven temprano a casa, aunque sea con Diego.
-¡Que sí! ¡Adios!- sentencia mientras entra por la puerta trasera del chalet de su amigo. Nada más pisar la hierba con sus pies descalzos, ve a Ivan, a Carlos y, sobre todo, a Diego. Están dentro del agua, y se salpican como niños pequeños. Cuando Ivan la ve, se pone a saltar y a saludarla hasta que consigue que sus dos amigos se den la vuelta. Carlos, al verla, imitó a Ivan, pero Diego sale corriendo de la piscina y se acerca a darle un abrazo. Ella se ríe.
-¡Lara! -dice antes de besarla- ¿De qué te ríes?
-¡De tu reacción! Que cariñoso.
-Te echaba de menos. ¿Vienes de casa de tus tíos?
-Si. He venido con Emilio y con mi primo en mi Scooter. No pienso hablarles en mucho tiempo.
Diego ríe ante la mueca de su chica.
-Tranquila, pequeña, ya se la devolverás.
-Por supuesto.
-Oye, ¿Al final comemos mañana con tus tíos?
-Sí, y hoy me tengo que ir temprano a casa. Luego llaman mis padres.
-¿Quieres que te acompañe?
-Lo que tu quieras. Si prefieres quedarte aquí no pasa nada.
Él la coge del brazo y la gira de una manera que sus labios quedan muy cerca. Diego le susurra al oido:
-Lara, sabes que siempre te prefiero a ti...
Se separa de ella lo suficiente como para mirarla a los ojos, de un color verde esmeralda semejantes a los suyos, pero que para él, son totalmente distintos... Le parecen los ojos más hermosos del mundo, los únicos en los que es capaz de perderse, los únicos que detienen el tiempo, y le pasa un dedos por los labios mientras ella clava su mirada en los labios de él. Algo dentro de sus cuerpos se estremece cuando juntan sus labios, algo qu les dice que estarán juntos para siempre...
... hasta que sienten como alugunas gotas de agua fría salpican sus cuerpos, mojandolos casi enteros. Ivan y Carlos ríen mientras Larissa comienza a gritarles y Diego les perdona la ida con una mirada.
Ivan se acerca al bordillo nadando.
-Vamos, Lara, no ha sido para tanto.
Carlos se acerca y con una sonrisa maliciosa dice:
-Venga Ivan, si ya sabes lo que le gusta exagerar las cosas...
Lara se dá media vuelta con una mueca de enfado y, dando un zapatazo en el suelo se aleja hacia dentro de la casa con andares de modelo. Diego vuelve al agua.
-Diego, siento que sea tu novia pero está muy buena.- dice Carlos.
Pero solo obtiene una palabra por respuesta.
-Salido.
-Tío, reconoce que es verdad. Para tener dieciseis años está muy bien.
-Lo sé, y me preocupa. Todos los chicos se fijan en ella.
-Y ella solo te quiere a ti.
-Además, le encanta ser el centro de atención y después dejarlos a todos con las ganas... Menos a tí, claro. A tí t elo da todo.
Los tres se callan y la observan salir de la casa, con una toalla en una mano y con la otra en la espalda sujetandose las cuerdas del bikini, que no ha sido capaz de atarse. Deja la toalla en el césped y entra en la piscina con el mismo andar que entró antes en la casa. Cuando se acerca a Diego, le dice.
-Diego, átame esto, por favor.
Él hace un lazo mientras sus amigos les dan la espalda y ríen. Diego comprueba que en realidad Lara está intentando disimular una sonrisa, pero no puede más y, tras darse la vuelta, lo abraza. Diego la coge, retomando de nuevo el romanticismo que cortaron antes sus amigos.
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Nada más estrar Larissa, Emilio acelera y él y Fran salen disparados a casa de Dani, el mejor amigo de Emilio y el hermano de Carolina, la mejor amiga de Lara. Entre ellos cuatro no hay secretos y nunca los ha habido... hasta ahora.
Cuando llegan, Emilio llama estrepitosamente a la puerta. Desde dentro se escucha la voz de una chica.
-¡Oh no! Ya está otra vez aqui Emilio... Dani, ¿Cómo debo decirte que te busques amigos menos ruidosos? Por lo menos, espero que hayas venido con Lara...
-Carol, sabes que lo haog para que me abras tu, porque te quiero y me gusta verte. Y Larissa no está, está en...
Antes de que termine, Carolina abre la puerta y termina la frase.
-¡No me lo digas! En casa de Carlos con Ivan y Diego. Yo voy ahora mismo para alla... Vaya,pero me has traido algo más interesante que Larissa, ¿No?- dice repasando cada detalle de Fran con la mirada. Emilio ría ante el rubor de su primo.
-No te preocupes, Fran. Carolina es siempre así.
-No, siempre no. Solo con los chicos realmente interesantes.- dice ella con una sonrisa traviesa en los labios. Se da la vuelta y, una vez de espaldas, dice- Chicos, estais en vuestra casa. Aunque Emi,eso tu ya lo sabes.
Fran entra siguiendo a su primo, impresionado por la soltura de aquella chica morena de ojos increiblemente azules y con unos shorts vaqueros oscuros realmente cortos.
-¡Dani está en el salón, con la play!- grita ella ya desde el piso de arriba.
-Gracias Carol.
Carolina les sonríe a ambos y entra en su habitación. Sonriente aún, pega la oreja tras la fría madera d ela puerta y escucha como los dos invitados entran en el salón. Sacude la cabeza y se dála vuelta, encarando su desastrosa habitación. De una zancada llega a la cama y, tirando toda la ropa y los peluches de encima al suelo, comienza ahacerla. Cuando termina, pone música mientras recoge y coloca aquel desastre.
-¡Yeah yeah yeah!
Sheepdog. Mando Diao. Carolina adora la música movida, con ritmo y gritos.
Cambia la anción. Ahora se escucha Holiday, de Green Day.
Abre el armario mientras la tararea. Dobla todos los pantalones y las camisetas y las coloca cuidadosamente. Mira el reloj. Las siete. Recoge su largo pelo negro en una coleta y elige bikini. Quiere ir provocativa, llamar la atención de los tíos. Ella es así.
Se quita la camiseta, debajo de la cual solo lleva unas bragas estilo brasileñas, y se las quita también. Se pone un bikini negro, de tirantas finas. Encima solo se pone unos shorts claros y una camiseta con mucho escote.Y, tras coger una toalla y su iPhone de último modelo, corre escaleras abajo.
Entra provocativa en el salón, donde en ese preciso momento los tres están en bañador y saliendo a la terraza. Dani lleva una pequeña bolse de plástico en la mano que esconde tras él al oir los pasos de su hermana.
-Emilio, déjame las llaves d ela Scooter de Lara y luego te llevas tu la moto de Dani...
-Está ien, ¡Toma!- Carolina las coge al vuelo, y justo antes de salir del salón, dice:
-Dani, no sé que escondes, pero se que no es algo bueno. Y, como que soy tu hermana, que averigüaré que es.