sábado, 12 de marzo de 2011

Capítulo 1.

Se incorporó rápidamente en la cama entre sudor y jadeos. Otra vez la misma pesadilla. A este paso, va a necesitar un psicólogo o buscarse una historia peor para tener variedad en las pesadillas. Sacude la cabeza mientras piensa en eso y mira el reloj. Las cuatro y veintitrés minutos de la madrugada.
-Agh…Pero si solo hace una hora que me he acostado… -refunfuña.
Es lo que tiene el verano en Badajoz. Noches de calor y malos sueños.  Se levanta en mitad de la noche en busca de un poco de agua. Pasa por la habitación de Emilio, su hermano mayor. El nunca ha tenido problemas para dormir. Suertudo. Llega a la cocina y enciende la luz. Abre la nevera y saca una botella pequeña de agua de la que bebe mientras vuelve a su habitación. Cuando cruza la puerta, ve que la pantalla de su móvil se está iluminando.
-Menos mal que lo puse en silencio…- Susurra mientras mira el número. Es Diego. Sonríe mientras descuelga.
-Dime cariño.
-¡Pequeña! –Habla tan alto que  Larissa tiene que apartarse un poco el móvil del oído- ¿Dónde estás?
-¡Pues en casa! –susurra ella- ¿Dónde si no?
-¡Lara, en serio, eres una sosa! Bájate que en 10 minutos  paso a por ti.
-Pero Diego… Estoy en pijama.
-No importa, estaremos los dos solos.
Ella sonríe.
-Está bien… ¡Pero date prisa en llegar!- Y le cuelga. Lo quiere, pero está loco.
¿Y a qué viene esta quedada tan tarde? Bueno, qué más da, lo importante es que como no se de prisa, no le va a dar tiempo a arreglarse un poco antes de bajar. Deja el móvil encima de la mesilla y sale corriendo silenciosamente hasta el baño con unos pantalones cortos y un top en la mano. Cuando llega se viste lo más deprisa que puede, se peina e inclusa se lava los dientes a toda velocidad. Finalmente se mira al espejo.
-Mmm… no está mal para haberme arreglado solo en 5 minutos. –Susurra. Sonríe y sale del baño camino de su habitación de nuevo. Se mete el móvil en el bolsillo y coge un boli y un papel para dejarle una nota a su hermano. Sus padres están de viaje, así que no se preocupa de que la pillen. Escribe rápido pero aún así, con una caligrafía impecable:
‘Emilio, he salido a dar una vuelta con Diego, no te preocupes si no he vuelto cuando te despiertes, puede que me quede a dormir en casa de Carolina. Te quiere, la mejor hermanita del mundo: Lara’
Larissa tapa el bolígrafo, coge el papel  y lo deja cuidadosamente en la mesilla de noche de la habitación de su hermano mayor. Y por fin, coge las llaves de casa, sale, cerrando con muchísimo cuidado la puerta y echa a correr escaleras abajo. No le gusta utilizar el ascensor.
Cuando llega abajo y sale del portal, Diego ya está allí. Trae la moto y dos cascos. Lara corre hacia él y le besa cuando llega a su lado. Cuando lo suelta, le arrebata el casco de las manos, y dice entusiasmada:
-¿A dónde me vas a llevar?
Diego sonríe. Ama a Larissa. Siempre tan activa, tan buena…
-Es una sorpresa. ¿Traes bikini?
-No…
-Bueno da lo mismo… Siempre te puedes bañar en ropa interior.
Larissa le da una colleja y le grita:
-¡Cerdo!
-¡Lara! Encina de que he dicho en ropa interior y no desnuda…
-Anda, arranca ya que todavía me quedo aquí…
Sonríen los dos. Cualquiera que los viera, pensaría que ese es el retrato perfecto de dos adolescentes despreocupados y enamorados…

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