-Lara…Lara… ¡Lara!- Susurra Emilio mientras sacude a su hermana – Son las cuatro de la tarde. Hemos quedado dentro de una hora y ¡No pienso llegar tarde por tu culpa! Así que arriba.
-Mmm… Jopé Emilio… Que no he dormido casi nada…-dice mientras se restriega los ojos. A Emilio le recuerda a un gato recién despertado y sonríe ante la escena.
-Es verdad… ¿Qué tal anoche con Diego?
-Genial, fue todo precioso…
-¿Pero a donde fuisteis? Además… ¿No cumplís mañana el año?
-Sí, pero él lo adelantó dos días y me dio la sorpresa ayer…
-¿Y qué pasó? ¿A dónde te llevó? ¿Que hicisteis?
Larissa comprendió que lo que realmente le preocupaba a su hermano era la última pregunta.
-Si te refieres a que si nos hemos acostado la respuesta es no. El piensa que aun no debemos porque soy demasiado pequeña –Dijo Lara más fría de lo normal.
Emilio se mordió el labio. Aunque su hermana tuviera dos años menos que él, era igual o más madura… Y en el fondo, Emilio, se sentía un poco responsable por eso.
-Larissa lo siento de verdad… Ponte en mi lugar, yo confío en ti pero pasar la noche por ahí sola con un chico con un año mayor…
-Once meses- Enfatizó en la palabra once.
-Vale lo siento. Parece que te he cabreado… Te dejo sola antes de seguir metiendo la pata.
Dijo mientras se levantaba del borde de la cama y daba grandes zancadas hasta la puerta. Lara suspiró. Su hermano se preocupaba demasiado por ella… Sabía que tenía 16 años y que hay cosas que no se deben hacer a esa edad… Pero para él, Lara seguía siendo una niña pequeña.
-Emilio ven anda…
Retrocedió lo andado y se volvió a sentar donde antes, algo más avergonzado.
-Lo siento en serio, pero es que todos me tratáis como si tuviera seis años… O esa es mi impresión. Y hay veces que no puedo más…
Emilio sonrió.
-Lara, ¿Sabes una cosa? Te entiendo… Pero cuando te tratamos así, es porque nos preocupamos por ti, porque te queremos… Además, yo confío en ti, se que eres responsable… ¡Sino, no te hubiera dejado pasar la noche por ahí con un chico mayor que tú!
La última frase la hizo sonreír.
-Gracias Emi…
-De nada, y ahora vístete que llegamos tarde.
-Pero, ¿A dónde?
-Hoy nos invita el tío Quirón a comer. Es que ha venido el primo desde Barcelona y dice que quiere que lo veamos…
Larissa se cubre la cara con la almohada mientras hace una mueca de disgusto.
-Nunca me ha gustado Fran.
-Lo sé, pero es de la familia.
-‘Es de la familia, es de la familia’ –Dice Larissa imitando con tono de burla a su hermano.- Es de la familia, pero tonto.
Emilio sonríe y la convence:
-Pero piensa, tía Carmi estará allí. Y tiene los botines que te compró.
-Emi, pensaba ir igualmente, no hacía falta que me sobornaras…
-Si, pero, ¿A qué ahora tienes más ganas?
Ella sonría.
-No te lo niego. Y ahora, ¿Te importaría salir de mi cuarto para que me pueda vestir?
-Dicho y hecho- Sonríe mientras se levanta y sale de la habitación. Es el hermano mayor más responsable y cariñoso que se puede tener.
Larisa suspira cuando su hermano cierra la puerta. Menos mal que se ha ido. Se quita la sabana de encima y solo lleva un conjunto de lencería negro, aunque no hiciera nada con Diego, está desnuda. Sus manos son más rápidas que la conciencia de ella. Aunque él sabe que Larissa aún no está preparada, y lo respeta. La quiere demasiado y jamás la obligaría a nada.
Se levanta y abre el armario. Sus tíos tienen piscina asique antes de nada se pone el bikini, y encima unos vaqueros cortos claro y una camiseta amarilla con muchos dibujitos.
Abre un poco la puerta y grita:
-¡Emilio! ¿Llevas el bañador?
-¡Sí! Pero coge tu las toallas y demás por favor.
Larissa refunfuña para si misma:
-Está bien… Pero mira que es vago.
Abre el armario y saca una bolsa rosa de piscina. Dentro mete toallas, cartas y crema solar. Por último coge las gafas de sol y se las pone modo diadema. No se molesta ni en maquillarse.
En el salón, Emilio está tumbado en el sofá viendo la televisión.
-¿No podrías haber recogido ni siquiera tu cuarto? Anda, vámonos ya.
-Está bien- Se levanta y apaga la tele- Lara, ¿Dónde están las llaves de tu Scooter?
-¿Vamos a ir en moto? Pero mira que eres perro… Están en la entrada. Yo voy bajando para ir sacando los cascos y todo.
Y sin esperar respuesta sale y llama al ascensor. Una vez abajo le quita la pata de cabra a la moto y saca los cascos. Cuando termina aparece Emilio y antes de darle tiempo a nada, le tira uno de los cascos, el negro, y se pone ella el suyo, rosa fucsia. Hace ademán de ir a sentarse delante, pero de repente se acuerda de su hermano y se echa hacia atrás. Emilio se monta delante, arranca y en menos de cinco minutos están en casa de sus tíos.
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