Riiiing. El timbre suena demasiado alto, como siempre en esa casa, pero aún así Lara lo deja pulsado un rato, sólo pensando que hay alguna posibilidad de que su primo esté dormido y así lo podrá fastidiar un poco. Todo se le va al garete cuando ve que el que abre la puerta es é.l.
-¡Emilio! ¡Larissa! Cuanto tiempo-grita mientras los abraza.
-Hola Fran- dice Emilio con una sonrisa tímida. Su primo mayor siempre le ha intimidado. -¿Qué tal por Barcelona?
-Bueno.. No me va mal, pero me podría ir mejor.
-Filosofeando, como siempre- suspira Larissa.
Él sonríe.
-Lara, estás muy guapa.
-Gracias, Fran. Tú has cambiado muchisimo... ¿Vas al gimnasio?
Él ríe.
-Voy a menudo. Gracias por notarlo.
Lara sonríe. Vaya. Y no solo ha cambiado fisicamente, ¡Está sonriendo! Lara no recordaba la última vez que lo vió reirse. Y eso le hace sentir feliz y extraña a la vez, sin saber por qué.
Entra en el patio de la casa siguiendo a los dos muchachos y, tras atravesar el edificio, aparecen en el jardín, donde están sus tíos.
Él al lado de la barbacoa y ella nadando en la gran piscina, con el mosaico de una ninfa como fondo. Al lado de la piscina hay un conjunto de hamacas y tumbonas, listas para ser utilizadas en cualquier momento, y al lado contrario de la piscina una mesa preparada con todo tipo de comidas y una gran variedad de refrescos. Sus tíos son así, siempre a lo grande.
-¡Lara, Emilio! Cuanto tiempo, ¿Qué tal todo? ¿Cómo les va a vuestros padres el viaje?
-Hola tio Quirón- sonríe Emilio mientra Larissa se arrodilla al lado de la piscina para hablar ocn su tía- Pues muy bien, ahora deben de estar por Italia...
-¡Qué suerte tienen!- exclama Quirón.
Lara se aleja de la piscina acompañada de su tía y, mientras ésta se pone un pareo encima del bañador mojado, Larissa deja la bolsa con todo en una tumbona. Después entran en la casa sin mirar si quiera a los hombres. Fran, que estaba observando la escena desde lejos, se acerca a la barbacoa y comenta mientras abre una botella de cerveza:
-Parece que esas dos se llevan muy bien, ¿No?
-Sí. Desde siempre ha sido así, se lo cuentan todo.- Responde el mayor de los tres.
-Pero es por todo el tiempo que pasaba Lara aqui de pequeña- sugiere Emilio mientras acepta la cerveza que le ofrece su primo.
-Puede ser, pero más que tía y sobrina parecen amigas.
Emilio asiente y cambiando de tema, comenta:
-Fran, ¿Cuánto tiempo vas a pasar tu aqui? ¿Cuándo vuelves a Barcelona?
Fran hace una mueca y suspira.
-Pues no lo sé, la verdad es que las cosas me van bastante torcidas por alli... ¡Con decirte que solo me va bien de amores!
-Bueno, pues por una parte me alegro y por otra lo siento.
-No te preocupes- sonríe Fran- Ya cambiarán las cosas.
-Oye, ¿Y tienes novia?
-Sí, se llama Alicia. Viene mañana de Barcelona.
-Pues me alegro mucho por ti.
-Podriais veniros mañana a comer, ¿No papá?
-Si, no es una mala idea.
-En todo caso, vendría yo solo... Larissa cumple un año con su novio y no se lo perdería por nada del mundo.
-Pues que se venga el novio también, y así lo conocemos. ¿Cómo se llama?
-Diego. No sé, pordéis proponerselo. Es un buen muchacho.
En ese momento, salen ambas mujeres riéndose, con un espejo y varios peines y cepillos en las manos, y tras en una hamaca, se acercan a sus familiares.
-Lara, ¿Te vienes mañana con tu novio a comer?- Pregunta Fran al instante.
-¿Mañana? Pues se lo preguntaré... Habiamos quedado a las cuatro para celebrar el año, pero no es mala idea comer juntos.
-¡Así me gusta! Bueno, ¿Comemos ya?
-¡Por mi!
-¡Vale!
-¡Perfecto!
No hay comentarios:
Publicar un comentario